¿Buenos días queridos!
En primer lugar quería pedir perdón esta ausencia tan grande que ha habido por aquí durante estos días, pero el lunes pasado me presenté al último examen de la carrera (con el que hoy ya aprobado puedo decir que ¡¡soy periodista!!), y el día siguiente cogí la maleta y huí hacia un lugar en el que respirar tranquilidad y estar con los amigos para descansar. Hoy ya vengo con las pilas cargadas y con muchas ganas de escribir e interactuar con todos vosotros.
Ayer se daba por concluida una de las semanas de la moda que más me gustan, la de Milán. A pesar de que he estado un poco desconectada del mundo, he seguido los pasos que se han dado por tierras italianas y enamorándome en varias ocasiones de diseños, sobre todo de los que os voy a enseñar hoy con el sello inconfundible de Dolce&Gabbana.
D&G es sin duda para mà sinónimo de excesos, y en esta ocasión no iba a ser lo contrario. El caso es que es precisamente eso lo que me gusta de esta firma, el recargo de brillo, de aplicaciones y, por supuesto, la cantidad de alusiones que en diversas ocasiones se hace a nuestra cultura, nuestro estilo y nuestras tradiciones en sus colecciones.
Un conjunto de chaquetillas propias de los trajes de luces, corpiños y tops bordados a la perfección, vestidos de encajes y mantillas, y fajines al más puro estilo andaluz se daban cita en esta colección, en la que también pudimos ver estampados tan nuestros como los lunares o los claveles rojos. Sin lugar a dudas estos estilismos daban como resultado mujeres sensuales, femeninas y elegantes, algo que consiguieron también con la unión de un magnífico maquillaje y peinado de moño bajo al más puro estilo de flamenca.
Como en muchas otras ocasiones, el trabajo de Domenico y Stefano me ha enamorado por completo con cada pieza que aparecía por la pasarela. Y es que siempre es un placer no sólo ver un trabajo bien hecho, sino también evidencias de nuestra cultura en estas colecciones, que como bien explicaron los diseñadores, esta rinde homenaje a la influencia que España ejercía sobre la cultura siciliana desde el siglo XVI hasta el XVIII.
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